El crecimiento de un cultivo saludable depende de los nutrientes correctos en el suelo. El suelo necesita macronutrientes (elementos como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio), pero estos son solo unas de las piezas del rompecabezas. Igual de importantes son los micronutrientes, tales como el hierro, el cobre, el zinc y el boro.